Por: Su Pirajan.
Es ya un valiente el que permanece vivo, el que le da la cara al sol todos los días, el que se alimenta para seguir sin saber en que, el que viste su cara con una sonrisa, el que lava su corazón de la melancolía y se dispone para comer saludos, palabras, malas o buenas noticias, miradas, insultos o afectos. Los siempre asiduos seguidores de las señales y esperanzas, que también los son en la terquedad de no atenderlas, tienen productivos aciertos con ello, pero también profundos dolores depositados en el alma; porque es desgraciado que la resistencia al sistema enfermo en el que vivimos, tome visos de sobrevivencia, de aferrada permanencia, de desdichada conformidad. Es frustrante la mutación de la resistencia, acomodada a las circunstancias de un sistema que te oprime hasta la duermevela.
Hoy escribo esto pensando que muchos sueños de las personas que me rodean, se esfuman a diario por un presente oscuro que nos asecha a cada momento. Por la incapacidad de tomar las riendas de nosotros mismos, y el temor de ser obligados a hacerlo de la única manera que no es agradable hacerlo, obligados. Así, lo único que llega a revolucionarse son las propias células, desestabilizando tu propio sistema corporal, enfermándote física y moralmente. Y por esto se que soy como otros, en otros y por otros, que también son mis fantasías y que mi soledad es una acompañada de varias, de las mismas semejantes en su origen, de esas que se tropiezan con los muros de la incapacidad, del conformismo y la frustración. La verdadera libertad es para los valientes, y los que sabemos realmente de que se trata, lamentamos ser unos cobardes.
En Colombia, hay muchas cosas mal que nos hacen ser mal, vivimos en conciencia de serlo o de no poder dejar de serlo, cómo aquel que no entiende porque la gente se muere y no se queda, o se mueren y no nos llevan, o se mueren pero al mismo tiempo se quedan. Conviene entonces seguir andando sin dejar de preguntar, (porque siempre es un consuelo responderse) sin dar por acertada la solución pero sana la conclusión, solo para seguir con otra cosa, con otro tema, con otra expiación, con otra…Y entonces, ahora hacemos otras cosas todos los días, para ser parte de algo que nos alivie la cruel idea y sensación de no pertenecer a nada más que a nosotros mismos, no queremos ver lo que esta mal…pero siempre será así aunque no nos guste y nos alienta intentar algo para sentirlo menos.
Solo es cuestión de recuperar lo que somos, nuestro ser genuino, deberíamos sentir pesar por desterrarlo, por menospreciarlo, por no verlo en los demás y fabricar para el una vida que carece de esencia, puede que hurte algo de ella pero no dejará de ser una vulgar creación plástica e imaginaria de lo que creemos será aceptado. Al final, la verdadera y única resistencia que nos queda, es no desistir en mostrar y ser genuinos, aunque a veces para uno y para otras personas resulte un poco idiota, pero por lo menos nos darán tregua para no alcanzar el punto de ebullición que hará que todo estalle y se salga de control. Quizás yo haga muchas de esas cosas idiotas, como escribir esto, pero es que como otros, siento que perdemos y arriesgamos cada día la oportunidad de ser genuinos.
Por eso, mientras sigue todo mal en la forma que tenemos de dar y recibir a los demás, en la formación del mundo que queremos para los que aún no han nacido, en la manera de querer o amar, en la protección que le damos a esta tierra que es nuestro hogar, sigo mirándome los pies mientras camino, talvez me cuenten por que carajos no nos movemos, es decir, no avanzamos.
martes, 16 de febrero de 2010
Espiración.
Publicado por Su Pirajan en 6:46 a. m.
Subscribe to:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentarios:
¡Genuinos!, es tan grande que me vulnero durante los últimos días de cierre de año. serán como pedacitos de galletas que se trituran al pasar la saliva por cada palabreja dicha y arrepentida. Si se tratara de ser y dejar de serlo se ocultaría la credibilidad que se difumina por circunstancias berrinchudas o a lo mejor ¿Qué le ocurrirá a un hombre de acción al volver a la vida quieta? ¿Cual es el destino de los héroes? ¿Acaso será sentarse en una oficina con la chaqueta de guerra puesta pero pasando las horas sellando documentos y formularios? O a lo mejor esperando que le sedan el asiento de los eufemismos?... Abrazos del Zancudo.
Publicar un comentario